El renacer del oso de anteojos
Por: ESPECIALES ELTIEMPO.COM |
Cada semana, los promotores ambientales revisan las memorias de las cámaras. A veces encuentran armadillos, conejos, zorros, puercoespines, venados, perros de monte y muy pocas veces osos de anteojos. Pero la semana pasada, tuvieron una sorpresa que no tenían desde mediados de 2012: en dos de las 50 cámaras, aparecieron las imágenes de un oso macho. En ambas, el ejemplar se bañaba en un pequeño charco.
La presencia de osos en la región se detecta con la ayuda de pelos, huellas, excrementos, camaretas –lugares donde duermen en los árboles–, plantas masticadas y zonas donde se han “secado” luego de salir del agua, suelen ser algunos de los indicios. Desde hace cientos de años han morado por allí. De hecho, el río Nemegata –también conocido como río Guavio– significa en lengua quechua “entrada del oso”.
Pero también llegan rumores de campesinos que los ven y hablan de ellos con cierto temor, porque se han registrado ataques de osos al ganado. No deja de ser una especie que puede llegar a pesar 125 kg y medir cerca de 1.9 m, algo intimidante que uno no quisiera encontrarse de improviso en un bosque. Sin embargo, muchas veces suele ocurrir que el oso es encontrado comiendo la carroña de un animal que murió por enfermedad y es culpado de asesinato de forma injusta. A pesar de esto, el oso de anteojos también come frutos, bayas, bulbos, raíces, cortezas, hojas y hongos y, de hecho, es el oso más herbívoro después del panda gigante.
Esta disputa territorial con la actividad ganadera ha sido, a grandes rasgos, la razón de que el único oso de Latinoamérica esté al borde de la extinción. Sin embargo, desde 2006 se han capacitado promotores ambientales, se ha protegido con mayor ahínco su territorio y por eso se ha detectado una notable mejoría en la población del oso de anteojos.
En 2011 se reportó que la población de osos de anteojos en el Parque Nacional Chingaza era cercana a los 14 ejemplares. El oso macho visto en el Guavio la semana pasada pudo venir desde allá, porque se sabe que esta especie se mueve a lo largo de estas zonas y de los municipios de Guatavita y Medina, en el piedemonte llanero. “Se habla de un área mínima de uso de unas 500 hectáreas por individuo”, afirman Denis Cavanzo y Liliana Martínez, biólogos de Corpoguavio.
Estimar la población hoy en día es complejo. “Se estima que la población puede estar por el orden de 30 a 40 individuos, pero estos estudios, en los que está basada esta información, dejan claro que los alcances y estimaciones son bastante insipientes como para dar un número que se considere “aproximado” para estimar el tamaño de la población en las 336.000 hectáreas que conforman la jurisdicción de Corpoguavio”, afirman Cavanzo y Martínez.
Esta recuperación del oso de anteojos tiene además un dato alentador: su existencia es un indicador ambiental de la riqueza hídrica de una zona. Corpoguavio hace una labor educativa con las comunidades de la jurisdicción para respetar el territorio del oso de anteojos y lograr una convivencia plena con los seres humanos y la actividad ganadera y agrícola.
El avistamiento de este ejemplar da esperanzas de que el trabajo va por buen camino. Sin embargo, 50 cámaras en 336 mil hectáreas no son suficientes para estimar con absoluta precisión la población de la especie en el territorio y el oso de anteojos todavía es una especie en vía de extinción.
Redacción Especiales ElTiempo.com
Oso de anteojos
Foto: Corpoguavio
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InstapaperImágenes captadas en las últimas semanas demuestran que su recuperación va por buen camino.
En las 336 mil hectáreas que conforman la provincia del Guavio, la corporación autónoma regional ha instalado cerca de 50 cámaras trampa, unos dispositivos que cuentan con un haz de luz infrarrojo, casi imperceptible para el ojo humano, que al ser interrumpido, acciona el obturador y capta una secuencia fotográfica.Cada semana, los promotores ambientales revisan las memorias de las cámaras. A veces encuentran armadillos, conejos, zorros, puercoespines, venados, perros de monte y muy pocas veces osos de anteojos. Pero la semana pasada, tuvieron una sorpresa que no tenían desde mediados de 2012: en dos de las 50 cámaras, aparecieron las imágenes de un oso macho. En ambas, el ejemplar se bañaba en un pequeño charco.
La presencia de osos en la región se detecta con la ayuda de pelos, huellas, excrementos, camaretas –lugares donde duermen en los árboles–, plantas masticadas y zonas donde se han “secado” luego de salir del agua, suelen ser algunos de los indicios. Desde hace cientos de años han morado por allí. De hecho, el río Nemegata –también conocido como río Guavio– significa en lengua quechua “entrada del oso”.
Pero también llegan rumores de campesinos que los ven y hablan de ellos con cierto temor, porque se han registrado ataques de osos al ganado. No deja de ser una especie que puede llegar a pesar 125 kg y medir cerca de 1.9 m, algo intimidante que uno no quisiera encontrarse de improviso en un bosque. Sin embargo, muchas veces suele ocurrir que el oso es encontrado comiendo la carroña de un animal que murió por enfermedad y es culpado de asesinato de forma injusta. A pesar de esto, el oso de anteojos también come frutos, bayas, bulbos, raíces, cortezas, hojas y hongos y, de hecho, es el oso más herbívoro después del panda gigante.
Esta disputa territorial con la actividad ganadera ha sido, a grandes rasgos, la razón de que el único oso de Latinoamérica esté al borde de la extinción. Sin embargo, desde 2006 se han capacitado promotores ambientales, se ha protegido con mayor ahínco su territorio y por eso se ha detectado una notable mejoría en la población del oso de anteojos.
En 2011 se reportó que la población de osos de anteojos en el Parque Nacional Chingaza era cercana a los 14 ejemplares. El oso macho visto en el Guavio la semana pasada pudo venir desde allá, porque se sabe que esta especie se mueve a lo largo de estas zonas y de los municipios de Guatavita y Medina, en el piedemonte llanero. “Se habla de un área mínima de uso de unas 500 hectáreas por individuo”, afirman Denis Cavanzo y Liliana Martínez, biólogos de Corpoguavio.
Estimar la población hoy en día es complejo. “Se estima que la población puede estar por el orden de 30 a 40 individuos, pero estos estudios, en los que está basada esta información, dejan claro que los alcances y estimaciones son bastante insipientes como para dar un número que se considere “aproximado” para estimar el tamaño de la población en las 336.000 hectáreas que conforman la jurisdicción de Corpoguavio”, afirman Cavanzo y Martínez.
Esta recuperación del oso de anteojos tiene además un dato alentador: su existencia es un indicador ambiental de la riqueza hídrica de una zona. Corpoguavio hace una labor educativa con las comunidades de la jurisdicción para respetar el territorio del oso de anteojos y lograr una convivencia plena con los seres humanos y la actividad ganadera y agrícola.
El avistamiento de este ejemplar da esperanzas de que el trabajo va por buen camino. Sin embargo, 50 cámaras en 336 mil hectáreas no son suficientes para estimar con absoluta precisión la población de la especie en el territorio y el oso de anteojos todavía es una especie en vía de extinción.
Redacción Especiales ElTiempo.com
